Toda persona a lo largo de su vida deberá hacerse cargo de su propio liderazgo. Si somos profesores, si somos padres, si somos el hijo mayor, si ocupamos un cargo directivo, si tenemos una profesión donde implica dirigir personas, o simplemente porque algún dia decidimos emprender un camino de vivir solos o de vivir en pareja y tener familia.
No somos líderes porque tengamos el gusto por manejar o administrar un grupo de trabajo o el negocio propio, sino porque queremos sentir que tenemos el suficiente control sobre nuestros sueños y para desarrollar nuestro potencial al máximo.
Seguramente en algún momento hemos sentido que hemos perdido la fuerza y el coraje, y es precisamente en estos momentos de crisis cuando necesitamos recuperar nuestro poder, nuestra propia voz para no abandonar nuestros sueños.
Veamos cuales son los rasgos y hábitos que más nos desconectan de nuestra fuente de liderazgo:
1. Escasa valoración de si mismos o baja autoestima
2. Autoengaño y mentir a otros
3. Temores y películas internas que no reconocemos
4. No tener metas claras
5. Apego a los resultados
6. Dificultades de comunicarnos honestamente
Escasa valoración de si mismos o baja autoestima
La baja autoestima, la vamos manteniendo cuando no le damos el valor necesario a nuestros recursos, tanto en lo interno como en lo externo. Darle este valor implica reconocer que debo cuidar lo que tengo y protegerlo. Es confiar en mis capacidades y además no desgastarlas o permitir que otros la usurpen. Esto en el caso que el inventario, sea el fruto de haber recibido amor y cuidado de los cuidadores, como padres, familiares o maestros de escuela.
Cuando no hemos recibido el amor necesario y suficiente, pues entonces será el vacío el que nos acompañe y será nuestra decisión el darnos a nosotros mismos, despertando la curiosidad y el interés en nosotros, asumiendo la responsabilidad de lo que somos y no culpando a los padres o la cultura. Y dejar de quejarnos al Ser Superior que nos puso en este mundo y en este tiempo y nos dio tan pocas oportunidades.
En realidad el vacío o las carencias que sufrimos, son más interpretaciones que realidades, y esto nos vuelve dependientes de la aprobación externa, Y si decidimos reconocerlo, lo mejor que se debe hacer es tomar consciencia de cómo lo seguimos alimentando, con más interpretaciones erróneas y vaciarnos de ellas para poder ver la vida tal como es, y así disfrutar de un vacio fértil que es muy distinto.
Autoengaño y mentir a otros
La racionalización y las excusas son también maneras de mentirse a sí mismo. Mentimos cuando hay miedo a que ocurra algo peor si decimos la verdad. Todos hemos aprendido a mentir desde muy temprana edad para evitarnos un castigo. Y como adultos sabemos que los padres ya no nos castigan, sin embargo si infringimos una ley de la sociedad, la justicia nos castigará. Pero cuando no hay ley que nos castigue nos excusamos para no afrontar ciertas responsabilidades. Mentir a otros lo hacemos de muchas maneras con las diferentes máscaras y roles, queriendo mostrar lo mejor imagen desde la forma de vestir a la mejor fotografía. Que no nos vean nuestros defectos a primera vista está bien, pero estos tarde que temprano salen a relucir y descubrimos a los que viven en apariencias constantes. Aunque muchos líderes se han aprovechado de proyectar una imagen poderosa y muy segura, cuando se les conoce nos damos cuenta que la supuesta seguridad no era tal. Entre más transparente y humilde es una persona más seguidores valiosos puede tener.
¿Qué excusas me doy a mi mismo para no emprender un proyecto… o terminar una tarea que requiere dedicación?
Temores y películas internas que no reconocemos
Las llamadas películas internas suelen ser todas las dudas reflejadas en suposiciones o interpretaciones de los hechos que vivimos. Muchos de los miedos vividos en el pasado se traducen en la vida adulta en una parálisis o estancamiento a la hora de tomar riesgos, y si no reconocemos que los temores no nos han permitido avanzar o desarrollar otros talentos nos quedaremos resignados inventando cada vez más excusas. Una vez reconozcamos esos temores que todavía rondan en nuestro mundo interno, entonces es el momento de recuperar el poder para ensayar de nuevo y abrir nuevos caminos.
Si no tomamos riesgos, no avanzamos ni crecemos, nos contentamos de hacer las cosas de cierta manera, y poco a poco nos vamos durmiendo y muriendo. Los riesgos nos mantienen vivos.
Preguntémonos entonces, cuáles son esos temores que nos inhiben, nos hacen retroceder?…. De donde provienen?… Que ganamos con escucharlos y obedecerles?…Las fantasías que tenemos son catastróficas? o son mágicas? o son más bien realistas?… realmente nos dan o nos quitan poder?
No tener metas claras
Como consecuencia de alimentar lo anterior, es que no tenemos unos propósitos claros por realizar. Todos los días podemos desear muchas cosas, sin embargo desear algo que se satisface inmediatamente es muy sencillo y fácil, pero saber que deseamos profundamente ser y hacer en la vida, es un reto mayor. Aunque las profesiones o empleos nos dan una idea que lo que podremos lograr, no nos dan la respuesta a un llamado interno que cada uno debe descubrir por sí mismo. Si desde muy pequeños nos recordaran preguntarnos que deseamos, seguramente la respuesta nos puede llegar desde adentro no demasiado tarde.
Las metas son claras cuando tenemos identificado lo que deseamos, luego identificamos que habilidades y recursos se necesitan para obtener lo que quiero.
Teniendo esto claro, indispensable saber a donde ir, a quienes acudir para obtener apoyo necesario para lograr los propósitos y finalmente debemos detallar como lo conseguiremos, que lo hacemos con un plan de acción.
El líder debe mostrar con claridad lo que otros no alcanzan a ver. Y tener una visión clara del presente y el futuro, es la mayor aspiración que debe poseer un líder.
Esperar a obtener un resultado preciso nos puede decepcionar y desilusionar, porque las expectativas que creamos las queremos como pensamos que deberían ser. Cualquier apego a una creencia, una experiencia dolorosa o feliz, puede hacernos perder la novedad simple de lo que tenemos en el presente. Los apoyos que tenemos en el camino son importantes en un momento pero hay que dejarlos fluir, cuando ya no los necesitamos. Fallar o equivocarnos en algo, implica que seamos flexibles para dejar ir, soltar para avanzar con más liviandad, mayor libertad, ligeros de equipaje.
Estar atentos al presente implica que podemos modificar cualquier aspecto planeado y ver otras oportunidades en el trayecto. Cualquier resultado puede ser favorable si lo vemos como un aprendizaje. Servir sin esperar nos abre diferentes posibilidades y soltar los apegos nos hace más libres, alegres y compasivos. Desapego no es indiferencia, los grandes maestros espirituales saben muy bien que el desapego es hacia lo terrenal, tangible, y su trabajo está orientado al bienestar de todas las criaturas.
Dificultades de comunicarnos honestamente
Expresarnos es una necesidad diaria, y nos sirve para afirmarnos ante el mundo, para mantener los lazos afectivos como para manifestar una habilidad o conocimiento, sin embargo, hacerlo honestamente en algunos casos no es nada fácil, porque implica decir cosas que duelen. Podemos mantener una máscara ocultando lo que realmente sentimos, mostrándonos felices o serenos pero el cuerpo nos delata. La publicidad muestra lo que más le conviene, y nosotros hacemos casi lo mismo cuando estamos ante un grupo de personas o una institución. Esto no está mal, sólo que si expresamos lo que realmente sentimos cuando hay desacuerdos, podremos ser cuestionados o juzgados de traidores. Y no queremos eso. Se requiere mucha valentía para expresar las inconformidades, pero también para aceptar que nos podemos equivocar en la forma que lo hacemos.
¿Cuáles han sido tus comunicaciones más auténticas y transparentes?. A quienes no les revelas tus desacuerdos?¿Cuantos asuntos tienes por expresar honestamente?
No asumir nuestro liderazgo puede dejarnos un profundo dolor y gran frustración al no haber podido hacer una contribución suficiente y significativa en la vida.
Escucha tu voz interior para despertar el sentido de tu misión
En el próximo post, seguiremos con los otros hábitos que nos desconectan de la fuerza del liderazgo.
Un fuerte abrazo
Álvaro D. Cardona M.
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